2015 fue un año de muchas lecturas y proyectos. A pesar de la crisis editorial que enfrenta Venezuela, este año se publicaron muchísimos libros, algunos de ellos de editoriales con menos de dos años de fundadas y otros como el resultado de concursos literarios nacionales e internacionales. Esta lista está basada en mi lista de lecturas y pretende recomendar algunos de mis libros favoritos publicados este año (y uno, en especial, publicado el año pasado).
1. Antiguas postales del fin del mundo de Pedro Enrique Rodríguez (Editorial Equinoccio, 2015)
Este libro obtuvo el II Premio Equinoccio de Poesía Eugenio Montejo en el año 2013. Sus páginas nos trasladan al escenario de un hipotético fin del mundo donde un hombre observa y narra la destrucción que poco a poco va experimentando. Escenas nostálgicas y melancólicas dan paso a un diálogo entre el hombre y aquello que observa. Este libro está escrito para recordarnos que nunca se está solo en ninguna destrucción, ni siquiera en aquella que escogemos.
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Manuel y yo visitábamos la marisma que se abría al fondo del hotel, más allá de la carrocería de un volkswagen escarabajo picoteado por el salitre. Se decía que allí había ocurrido una batalla en tiempos de la independencia. Nos daba igual. Un mal lugar para pelear, un mal lugar para morir, como casi cualquier sitio. Amplios lodazales en los que una fina película de agua sucia reflejaba el lento movimiento de las nubes. Los recorríamos con miedo. Buscábamos arenas movedizas. Una vez encontramos un hueso. Decidimos que era lo que quedaba de un niño muerto. En las noches, antes de dormir, nuestras madres nos contaban historias en una habitación desde donde era posible intuir la presencia fija de la ciénaga, vagamente iluminada por las luces del alumbrado público del puerto. Nos hablaban de lo que haríamos al día siguiente. Esos pequeños y modestos placeres del turismo de playa. Esas monótonas y felices formas de recorrer la vida junto al mar. Nos alegrábamos. Dormíamos con la ilusión fija en esos proyectos. Sin embargo, secretamente, apuntábamos en la memoria las nuevas cosas que descubríamos sobre el mundo. Las vacaciones no lograban hacernos olvidar que todo reposa, siempre, junto a algún ingenioso tipo de abismo.
2. Psicopompa de Cristina Gálvez Matos (Monte Ávila Editores, 2015)
Este poemario obtuvo el Premio de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores en el año 2013. La poesía de Cristina es serena y amable. En Psicopompa se aborda el tema de la muerte, el duelo y la nostalgia. Una luz que guía el tránsito entre la vida y la muerte, una mujer que cuestiona su nombre y que encuentra consuelo en el paisaje son parte de los escenarios que la autora abarca en este maravilloso libro. La poesía de Cristina me gusta porque es capaz de mostrarte la fragilidad con que están hechas las cosas y, a su vez, contiene el aliento necesario para rescatarte y mostrarte una mirada piadosa del mundo.
La vida secreta de las palabras
destejer las palabras
el sarcófago en sus bocas abrirlo a ver qué se han tragado sus labios de caracola bajar por la espiral hasta el secreto
saber por qué mi nombre siempre fue tan amarillo
rojo no, como la aurora saber si son el nervio de las cosas o el ropaje aprenderlas para no flotar en la tarde oceánica para no ahogarme en el cielo de cuervos no entenderlas cuando más debo alcanzarlas dejarlas tiradas como cuerpos
3. Es una buena máquina de Miyó Vestrini (Ediciones Letra Muerta, 2015)
Es extraño pensar en la posibilidad de una Miyó Vestrini inédita en el año 2015, pero este libro contiene poemas nunca antes publicados de Miyó Vestrini y es el resultado de la investigación de Faride Mereb y Deisa Tremarías, fundadoras de la editorial. Los poemas de esta selección muestran a la Miyó estridente que todos conocemos, pero las características del libro le agregan elementos interactivos que nos permiten apreciar la poesía de Miyó desde una posición mucho más visual.
Lo que escribes
no es poesía
No.
No lo es.
Claro que tú tienes ideas muy precisas sobre la poesía.
Un golpe de luz sobre el mar.
El tiempo detenido.
La curvatura de un hombro.
4. Ya nadie se llamará como yo + poesía reunida de Agustín Fernández Mallo (Seix Barral, 2015)
Una vez discutí con un amigo sobre un libro de Agustín Fernández Mallo llamado Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus. Le dije que ese era uno de mis poemarios favoritos. Él me dijo que esa era una de sus novelas favoritas. Ahí la discusión. Fernández Mallo escribe así: oscilando entre los géneros y bombardeándonos de imágenes. Esta publicación comienza con el libro Ya nadie se llamará como yo, su nuevo poemario. Sus versos hacen ruido y nos permiten rememorar pasajes de la historia y los efectos de la era posmoderna. El rostro de una mujer que se agranda con el tacto es una imagen que se repite en su poesía, imagen que además nos permite ahondar en la importancia que tiene en la actualidad el efecto de la nostalgia pixelada. Por otro lado, el libro Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus está aquí, como parte de su poesía reunida. Quiere decir que es poesía. Quiere decir que gané una discusión gestada años atrás y que me hizo reflexionar sobre la tendencia de escribir, cada vez más, libros de géneros híbridos.
Desde que en 2013 se confirmó la existencia del bosón de Higgs,
el vacío no es la nada, sino un lugar lleno de partículas.
Queda así la nada reservada para el lenguaje de la poesía,
las religiones, el ámbito de lo que algunos llaman lo difuso.
La realidad, por mediación del lenguaje, como un río
se ha creado a la vez que escindido.
Ello me plantea un problema, radical duda que se hunde
en el lodo de mi lenguaje aprendido:
buscarte en el vacío o en la nada, en cuál
estás tú ahora.
(p. 34)
5. Los estómagos de Luna Miguel (La Bella Varsovia, 2015)
En Los estómagos, la poeta española Luna Miguel trabaja el tema de la carne y lo que sucede cuando la muerte pasa para acabar con todo cuanto conocemos. La carne y su efecto en el proceso digestivo, la cadena alimenticia, la enfermedad y la tristeza como alimento corporal son parte de los temas que este libro recoge. La poesía de Luna me gusta por su visceralidad y su franqueza. Sus palabras anatómicas golpean con fuerza, pero no maltratan. Su poesía tiene búsqueda y es esa misma búsqueda la que me hace regresar a su lectura todo el tiempo.
II
Acuérdate entonces: ¡éramos tristes y llegó la negligencia!
No tengo nada.
Sin ti alimentándome no tengo nada.
La tristeza ya no es bonita. La vida ya no es injusta.
Quisiera parar el tiempo, acariciar las tumbas, robar sus flores, pisar el musgo.
La tristeza ya no es bonita, es solo tristeza y por eso hablamos con frases breves y oraciones tiernas.
¿Salvará la ternura a los enfermos?
6. El sueño de Visnu de David Meza (El Gaviero Ediciones, 2014)
Este poemario tiene 528 páginas y no sólo es maravilloso por su volumen, sino por la forma que tiene David Meza de contarnos una historia a través de cantos, gritos y constelaciones. Es, sin duda alguna, uno de los libros de poesía más importantes de los últimos quince años. En El sueño de Visnu, David transforma imágenes poéticas en estruendo y llama nuestra atención con cada uno de sus versos.
Mi vida. Mi vida no. Mi vida nunca. Mi vida nunca fue un pájaro sangrando estambre por las alas. Mi vida nunca llevó en el cráneo una corona de astillas. Mi vida nunca fue. Mi vida no fue ni será mañana una mariposa apresada en las trenzas de una chica. Mi vida no fue ni tampoco es hoy un viejo corazón de madera. Nací el 24 de junio de un año que se rehusó a ser éste. Mi padre estaba borracho de níquel y envuelto en aluminio. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Tengo miedo. El miedo usa una corona de estrellas. Hace 3 días soñé que mi padre me golpeaba. Hace 2 días soñé que mi madre me cosía la boca. No me reconozco. Miro el espejo y encuentro a un ángel deshojando el mundo. Tengo el terrible deseo de gritar mi nombre. Tengo el abecedario tatuado en los tobillos. Nací el 24 de junio de mil novecientos violeta. Nací en una pradera de tuercas y filósofos llorando rocas y esquirlas y teorías astrogramáticales encima de una rosa. Mi vida nunca fue un pájaro con las entrañas llenas de estambre parado en la estructura ósea de una estrella. No tengo recuerdos de mi casa. Pienso que soy un caballo con la mandíbula rota. Pienso que soy una niña que lleva por grillete las estrellas del mundo. (Continuar leyendo aquí…)
7. Santiago se va de José Urriola (Libros del Fuego, 2015)
Esta novela de José Urriola aborda el tema de la construcción de la memoria a partir de la ausencia. Testimonios, recuerdos y la desaparición de un Santiago cuyo pasado poco a poco se desdibuja son los elementos que trabajan este concepto y nos presenta a uno de los personajes literarios más perturbadores y cautivadores de la literatura actual venezolana.
El soundtrack de la vida, el amor y la muerte
Suele asociarse el oficio del traductor con la traición. Traduttore, traditore como dice el adagio italiano. Me pregunto cómo es que no encaja lo mismo para los músicos contemporáneos, especialmente en la era de la cacareada –y siempre tan tristemente punta roma– tecnología de punta.
¿No debería ser la honestidad la esencia de la obra de todo artista? Honestidad no sólo consigo mismo, sino con la vida que sirve de inspiración para su arte. Un compromiso que los músicos de nuestros tiempos no han sabido –no han querido– asumir con la responsabilidad que el reto impone.
Bajo esta luz propongo un álbum musical, desde la humildad pero también desde la sinceridad más íntima, para intentar paliar la deuda monumental que la música contemporánea tiene con la verdadera banda sonora de la vida, el amor y la muerte.(Continuar leyendo aquí…)
8. Salvoconducto de Adalber Salas Hernández (Editorial Pre-textos, 2015)
Este poemario obtuvo el Premio de Poesía «Arcipreste de Hita» en España. En él, Adalber Salas Hernández aborda el tema de la violencia y la agresividad de una ciudad que nos sigue en cada paso que damos estemos donde estemos. La muerte, la música y el caos son parte de los elementos que el autor venezolano trabaja en este libro capaz de hacernos reflexionar desde el primer poema.
Mientras escribo el poema, me digo que en él
la palabra muerte no dice nada, no tiene densidad,
no hace más honda la boca. El poema no sabe
de la muerte, como tampoco sabe de la música
que llenará mi cráneo cuando quede vacío.
Ese mismo cráneo que nadie tomará entre sus manos
para anunciar que data del siglo XXI, qué período
remoto, qué tiempo bárbaro, qué época de luto. Ese
mismo al que nadie hablará, llamándolo Yorick, ser
o no ser, pudiera estar atascado en una cáscara
de nuez y tenerme por rey de espacios infinitos,
y creer que la palabra muerte sirve de algo. Ese mismo
que nadie hallará por azar en una fosa común en
Sudán o en Serbia, en Vietnam o en Catia. Ese cráneo,
digo,
ese cráneo mío, que sabrá que el poema es sólo un relato
que se hace la muerte, que se vale de nuestras manos
para decirse, para verse. Esto lo sabrá mi cráneo,
será lo único que sepa, cuando permanezca quieto,
sonriéndole al barro desde su vientre.
Gusanos breves colgarán de sus cuencas,
velarán sus sueños sin palabras.
9. Cuerpo crepuscular de Diana Moncada (Monte Ávila Editores, 2015)
Este libro de Diana Moncada obtuvo el Premio de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores en el año 2013. Este poemario explora el poder del cuerpo, la sexualidad, el caos y la liberación de lo femenino. En esta exploración, la autora se desdobla, recorre el camino de su identidad y nos la presenta a través de un lenguaje poético con maravillosas implicaciones estéticas.
Aquí todo arde
las paredes humean
la vida
huye por la ventana para respirar el techo todo lo condensa
risas
cantos letras
luz. Menos la angustia
la angustia lloverá más tarde y entonces
será todo
peces y dolor.
10. Cien mujeres contra la violencia de género (FUNDAVAG, 2015)
Las antologías me gustan porque ofrecen un catálogo de voces frescas y arriesgadas. Esta selección de Kira Kariakin, Violeta Rojo y Virginia Riquelme contiene textos de distintos géneros capaces de defenderse a sí mismos a través de un grito común. En este libro, cien mujeres se reúnen para rebelarse contra la violencia y logran enfrentar la crueldad de sus experiencias, las asumen y las trabajan para lanzar al universo la idea del testimonio y la verdad.
Caracol
Keila Vall De La Ville
En ese viaje amenazaste con ahorcarme
según dijiste por mi culpa
por mentir.
De aquel bosque nació
roca caracol
laberinto subterráneo
Dedos pulgares en mi cuello
manos multifacéticas, siempre
fuertes, siempre hábiles, hunden
mi garganta. La manzana desaparece.
Será el inicio del final, supongo
mientras miro tu figura deforme
proyectada en la pared
(teatro para el horror).
Final inesperado, me digo.
Túnel de sombra
pecho vacío
De ese viaje una tráquea mellada
el peso antiguo de un cuerpo
que no pedí
(que no mentí, dije).
El regalo de orfandad
el telón oscuro
que me faltaba por morir.
Al día siguiente el desayuno estragado
la resaca
callar como única lengua.
En ciertos lugares
gritar es adorno inútil
un búho perdido en lo oscuro.
11. Dibujo con niña de María Negroni (Barco de Piedra, 2015)
Este libro destaca no sólo por su contenido, sino también por el maravilloso trabajo editorial que el equipo de Barco de Piedra le dedicó. Los primeros pasos de una niña, su interacción con el mundo, la protección de la inocencia y la mirada de un espectador atento a cada una de sus etapas son parte de la historia que traza verso a verso.
ninguno de los nombres del mundo
te es familiar todavía
por ahora sos el mundo
sin nombres
sos esa novia que pasa
sin que nadie la vea
¿en qué momento del día o de la noche
te irás acercando a la tristeza
despacito
como una amante presa
de lo que no tiene?
12. La edad de merecer de Berta García Faet (La Bella Varsovia, 2015)
Berta García Faet es una de las mejores poetas jóvenes de España y este poemario lo reafirma. Este es un libro sobre el recuerdo y sobre todo aquello que merece ser recordado. A través de su voz emergen episodios personales traducidos en hilos poéticos que nos cuentan historias de sexo, amor y literatura. Su agresividad se fragmenta en cuantiosas imágenes y logra uno de los cometidos que más disfruto de la literatura: recordar episodios personales propios a través de versos ajenos.
poema sobre mirar el cielo de noche y pensar muchas cosas
yo que opino que la hipermetropía es una manera legítima de existir y que intento ser una buena persona y que estudio mucho ética y metaética y yo que lloro mucho con david hume y con los galgos maltratados y con los viejos maltratados y con la contaminación de las heces de las gallinas y sus obscenas celdas del tamaño de un folio A-4 y sus viscosas fiebres del tamaño de un subcontinente y yo que creo en los tirabuzones de los páramos y yo que ignoro todo y me pregunto qué hacer sin lenin y con cielo qué hacer con el mundo y su cabello cardado y reseco y cómo tocar sus huesos arcaicos y su praxis y el humo de su belleza impenetrable y yo que siempre siento la presencia de un humo fratricida del sabor umami de la leche cuando quiero verter una palabra amable y desaliñada en la gorra entreabierta del mendigo o del músico y yo que sé bastante del amor y que lucho activamente aunque con sueño o con sueños excesivos a favor de la pandemia global del perdón y de esperanza que arrase el planeta tierra tal y como lo desconocemos de una vez por todas (…)
[Fragmento]
13. Humans of New York de Brandon Stanton (St. Martin’s Press, 2015)
Este es el único libro escrito en inglés que quise colocar en esta lista. Esto se debe a la capacidad que tuvo de hacerme llorar, reír y molestarme al mismo tiempo. Brandon Stanton reúne parte del trabajo que ha estado llevando en su blog y nos cuenta en pequeños trozos aquello que se esconde detrás de cada fotografía. Siempre me ha gustado el testimonio en la literatura y este libro, además de mostrar un trabajo visual impecable, es capaz de maravillarnos con cada una de las piezas personales que aparecen en él.
14. Ogros ejemplares de Daniel Centeno (Editorial Lugar Común, 2015)
Siempre me ha gustado la gente rara y fuera de lo común, y eso es precisamente de lo que trata este libro: historias excepcionales sobre personas que pasaron a la historia por sus rarezas. Mis favoritas: la historia de la desaparición de Richey James Edwards y la historia de cómo La conjura de los necios de J.K. Toole fue, finalmente, publicada. Estos ‘ogros’ existen a través de todos los que voltean a mirarlos y agradezco que Daniel Centeno haya construido perfiles tan cuidadosos sobre cada uno de ellos.
Nick Drake: El señor de las hojas
La melancolía no hace ningún juego con la búsqueda de la fama. Los aplausos y el reconocimiento del público son sólo débiles resonancias en almas lánguidas. Eso lo sabe cualquiera, hasta los perros, menos un depresivo con ganas de despojarse de todo lo que tiene por dentro. Nick Drake pasará a la historia como un músico que apenas vendió discos en vida. Un hombre que desangró su corazón para que nadie se fijara en su sacrificio. Saber todo esto en tiempo real no debió ser algo de fácil digestión, menos cuando se roza la genialidad y se tiene plena conciencia de eso. (Continuar leyendo aquí…)
15. A la brevedad posible de Luis Yslas (Libros del Fuego, 2015)
Sigo al escritor Luis Yslas en Twitter desde el año 2011. Siempre me han gustado sus tweets y reconozco el ingenio que hay detrás de una plataforma que nos exige, de alguna forma, ser inmediatos. Me alegré al enterarme que se editaría un libro con algunas de sus frases porque estábamos ante el primer caso conocido de un libro nacional que había comenzado a gestarse en una red social. Este es un libro breve, sí, pero está lleno de exactitudes de lectura necesaria.
Menciones (+3)
Libros que leí este año pero que fueron publicados en años anteriores
1. La O Azul de Jairo Rojas Rojas (Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2013)
2. Cosas que los nietos deberían saber de Mark Oliver Everett (Ediciones Puntocero, 2008)