Mis libros favoritos del 2016 ~ #Top15

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El año 2016 ha sido de muchísima lectura. He comenzado varios proyectos, incluyendo un dossier de poesía venezolana en Digo.palabra.txt que me ha hecho pasar mucho tiempo leyendo libros del siglo pasado, algunos sin reediciones actualmente. Sin embargo, leer novedades literarias en español es una de las cosas que más me gusta hacer, y de esas lecturas surge también esta lista. De todas mis lecturas de este año, hago aquí una selección de mis libros preferidos publicados en 2016:

1. Hombres que cantan nanas al amanecer y comen cebolla de Sara Herrera Peralta (España; La Bella Varsovia)

Este poemario lo comencé a leer estando en el tren y lo terminé de leer mientras subía las escaleras para llegar a casa. Es un libro escrito con mucha intensidad, donde la mirada estética de Sara Herrera Peralta (Jerez de la Frontera, 1980) va mucho más allá de su universo propio. Aquí, la autora no sólo nos habla de su entorno familiar, sino de la crisis y de la violencia que experimenta nuestro mundo actualmente. En el verano tuve la oportunidad de leer en orden cronológico toda su obra publicada hasta la fecha hasta llegar a este libro, que me agitó de tal manera que desde ese momento supe que sería mi libro favorito de este año. En Hombres que cantan nanas al amanecer y comen cebolla hay una mirada crítica del entorno, una perspectiva arriesgada, una denuncia y una postura madura sobre lo que se consideran injusto, sobre las luchas generacionales, sobre la necesidad de gritar cuando se debe gritar. Es un libro que muestra la belleza y el horror al mismo tiempo, un libro escrito, quizá, para encontrar ternura en el desastre y hacernos crecer con su lectura.

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Un país

Me he creado a mí misma en lo débil:
nacen voces de mis brazos.

París ha vuelto
y los turistas me miran a la cara.
La desconocida
del viento de otro país.

Nos creíamos felices.

Sálvate, me digo.

Si recuerdas cómo te enseñaron a leer,
léete todos los libros.
Si recuerdas cómo te enseñaron a rezar,
acuérdate de que tenías que arrodillarte.

No merezco la locura.

¿A cuántas personas has amado?

Todo lo que se va
se revela, todo lo que se va para siempre
nos acerca a lo nuevo.

Toda la vida somos ese movimiento
pretendiendo que nuestro sitio
sea un lugar, un país, un territorio.

El amor se arrastra en cada patria.

Después de partir:
la gravedad. 

2. Obra completa de Martha Kornblith (Venezuela; Editorial Eclepsidra)

Martha Kornblith (Perú, 1959 – Venezuela, 1997) es una de mis poetas favoritas junto con Miyó Vestrini. Sin embargo, la obra de Kornblith no se editaba desde hace muchísimo tiempo. Este libro no sólo reúne su obra completa, sino que su diseño es bastante cuidado y pensado con antelación para que cada detalle le agregara sustancia y esencia. Como dato aportado por Carmen Verde Arocha, directora de la Editorial Eclepsidra, los colores de la portada están inspirados en la vestimenta que solía utilizar la autora. Parece un dato sin importancia, pero es un detalle que le aporta sensibilidad y cercanía al libro como objeto material. Los poemas de Martha Kornblith son poco convencionales, y en ellos hay desapego por las formas poéticas de la poesía venezolana de los años 90. Martha es, sin duda, de las voces más radicales y complejas que ha tenido Venezuela. Su poesía es directa. Sus versos están escritos desde una fortaleza que claramente no busca complacer a nadie. Celebro la aparición de su obra completa, tan necesaria para nuevos estudios y lecturas.

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Me dices que te hable sobre mi vida.
Yo te propongo un poema sobre la locura.
Me propones una frase para desarrollar un poema.
Poema es momento presente, lo que me ocupa.
Me dices que me ponga en el lugar
de la que me hubiera gustado ser.
Yo te digo que una actriz de cine
famosa para vivir y ser amada por miles
que es como volar por encima de una playa
y saber que aquella gente me mira y me llama.
Eso es morir.
O suicidarse.
Vagar como un fantasma ausente
en la conciencia de miles sin cuerpo ni cara.
Para verlo tomar palco entre miles estupefactos
y llamarme.
Suelo volar como una paloma herida
en una playa interminable
y dejar rastros de sangre
ante el tin tin ausente
de tu teléfono,
llamarte es confrontarme con la realidad inexorable
de un fracaso.

(Del libro Oraciones para un Dios ausente)

3. Siguiente vitalidad de Natalia Litvinova (España; La Bella Varsovia)

Este libro es un manifiesto sobre la importancia de la identidad. Los versos de Natalia Litvinova (Bielorrusia, 1986) son filosos y precisos. Cada uno de estos poemas duele en el costado, pero es un dolor que se hace preguntas y se reconoce en los temas más profundos de la infancia. Siguiente vitalidad es un libro que le hace frente a la madurez y al movimiento, a lo que somos cuando nos reconocemos en los procesos de los otros. En estos versos hay una escritora que asume la soledad como una fase necesaria, como un proceso para aprender a mirar. Uno de sus poemas, específicamente, me hizo temblar al punto que tuve que parar de leer, detenerme allí, releerlo, anotarlo. Compartirlo. Luego, seguir.

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Carta cobarde

Por dónde pasa la valentía, cuál es su curso.
¿Cómo es el carácter del cuidado, cuáles son sus gestos?
¿Es como la música o como quién la toca?
¿Es valiente aquel que elige callar, el que lo dice todo?
Me pregunté por qué dejaste de escribirme.
Imaginé que desde tu silencio me pedías silencio.
Como a los niños, como a los perros,
como a los que se portan mal.

4. Poesía reunida de Piedad Bonnett (Colombia; Lumen)

Piedad Bonnett (Amalfi, 1951) es una de mis escritoras favoritas. Lo es desde que  –gracias a Jacqueline Goldberg– leí Lo que no tiene nombre (Alfaguara, 2013), novela donde la autora habla sobre el suicidio de su hijo y que, con el dolor que encierra, me acercó a su escritura. Poesía reunida reúne los poemas publicados de la autora desde 1989 con el libro De círculo y ceniza hasta 2011 con el libro Explicaciones no pedidas. Es un tomo que nos permite, además, ser testigos de su propia evolución literaria. Escribe sobre temas tan amplios como la soledad, la familia, la muerte y el dolor. Su verso es atento y a través del lenguaje crea micro universos cargados de la identidad propia. Siempre me reconozco en su escritura, como si ella hablara de lo que yo quiero hablar, o como si padeciéramos juntas el mismo tipo de ausencia que desgarra.

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Trazo

¿Cómo era, Dios mío, cómo era?
Juan Ramón Jiménez

Inútilmente inventa la palabra tu rostro
trizado por el relámpago del tiempo,
y en el papel se detiene tu gesto en pleno vuelo,
cae como una pluma en la memoria.
Si tuviera una fotografía tuya
sería familiar como mi vieja máquina
y estaría suspendida en mi hora y en tu risa
con la apacible mansedumbre de los objetos
dormidos.
Pero sólo tengo tu nombre
y una lluvia menuda sobre la frente y el pecho.
Ya no sé si tus ojos eran oscuros
o dorados como el corazón de los tigres o como
la arena,
pero no me entristecen las trampas de la memoria
porque aún sé de mis naufragios en tu agua
serena y dulce.
Y si tu piel era blanca como la nostalgia de los
ahogados, ya no recuerdo.
Pero hay mañanas en que bajo mis labios
siento correr tu cuello como un río,
tu brazo que abre el círculo del día.
Desiste entonces mi mano de la inútil tarea
porque la realidad ya no te necesita,
porque te has hecho eterno en la imperfecta
materia de los sueños.

4. Bicorne de Cristina Gálvez (Venezuela; Casa de Bello)

Considero que Cristina Gálvez (Caracas, 1987) es una de las mejores poetas jóvenes venezolanas de la actualidad. El año pasado, su libro Psicopompa también fue de mis favoritos. Estuve con Cristina en un taller de poesía dictado por Rafael Castillo Zapata y desde el taller tuve la oportunidad de conocer su forma de trabajar. La admiro desde que la leí y por eso me he acercado a sus libros con sumo cuidado. En su poesía hay una inmensa preocupación por lo externo. Bicorne trabaja, al igual que Psicopompa, el tema de la muerte. Sin embargo, los poemas de Bicorne son más contenidos, menos explosivos que los de Psicopompa. Este libro, que obtuvo una mención honorífica en el Concurso Nacional de Poesía, es un libro que habla de los gatos, de la naturaleza, de la fragilidad de la muerte y su reconocimiento en nosotros mismos.

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Foto cortesía de Oswaldo Flores

Árbol mío

Qué voy a hacer contigo, tristeza mía
tronco de raíces sujetas firmemente

árbol mío que has crecido
como el que invade una casa abandonada
abraza sus columnas,
se cuela por los techos.

La muerte de mi padre
fue más real que la vida
y ya sabemos qué pasó
con aquél que no nombro.

Hoy la niebla de mis pensamientos es densa
voy como una nube por todos lados.

Qué te puedo decir
alguien se llevó algo muy lejos.
No puedo cortarte
pues eres savia de mi savia
triste, vegetal y verde.
Pero cuando llueve
te llenas de gotas

y sé que traes una paz profunda.

Tampoco olvidarme
si te has hecho de puro olvido
como el árbol de la esperanza.
Dime, qué hago conmigo
dónde ato el bote de mis soledades
con quién hablo este idioma de gatos.

Sigue bebiendo
Adelante entonces      crece
al menos tú no te mueras.

6. Deudas contraídas de Ana Rossetti (España; La Bella Varsovia)

Este libro es una denuncia sobre lo que incomoda. Es un poemario que desde el riesgo nos hace cuestionarnos, busca ponernos contra la pared para revisar nuestra propia conciencia. No había tenido la oportunidad de leer a Ana Rossetti (San Fernando, Cádiz, 1950), pero agradezco haber descubierto su trabajo gracias a este libro. Considero que hay dos pasos para degustarlo por completo. El primero es admirar, durante varios minutos, su portada —que cuenta con una foto de la talentosa fotógrafa Mai Oltra— y donde hay, además, una gran simbiosis con respecto a la foto, los colores y el título del libro. El segundo paso luego de mirar, es adentrarse en su poesía. Entender el grito, la desesperación de la pluma que se nutre de lo que se observa, de las grietas del mundo. Este poemario no es una indignación callada. Aquí Ana Rossetti se rebela por completo ante lo que aturde, ante el pecho abierto de un mundo cada día más turbulento y feroz. 

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(Des) Orden del día

Edificios estallando entre fogonazos y humo; cuerpos estigmatizados; rostros delincuentes; mujeres apuñaladas; jóvenes golpeados hasta morir a la salida de las discotecas; catástrofes, colisiones, naufragios se suceden en una superposición enfurecida.

¿Es que es posible elegir lo que se ve?

Briznas de conciencia se me adentran olfateando; alzan las antenas, extienden los sensores: me escrutan. Prueban a detectar qué siento, qué pienso. Prueban a registrar síntomas de respuesta a esta intrusión. 

Algo se ha movido sutilmente. Algo parpadea imperceptible. Un virus se ha introducido en el sistema. Lo detectan. Lo capturan con voracidad de cetrero. 

Prueban a identificarlo.

El mandato que lo activa: ¿es el de la compasión, de la rabia o del remordimiento?

Pero solamente es una minúscula partícula que molesta. Que casi duele. 

7. El dedo de Luna Miguel (España; Capitán Swing)

Este libro, que mezcla varios géneros como el periodismo, el ensayo, la poesía y la entrevista, es un retrato íntimo sobre la masturbación femenina, explicada no sólo por la autora, sino también por un compendio de voces que van desde Anne Sexton y su poesía, hasta la sexóloga Betty Dodson y sus teorías sobre el placer. De El dedo me gustó la convivencia entre distintos tipos de géneros. No hay una sola postura, ni tampoco se presenta únicamente la postura de su autora, Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990). Aquí hay varias voces que nos explican desde sus universos lo que representa para ellas la masturbación, el sexo y el placer. Fue (y quizá sigue siendo) un libro censurado en redes sociales: la autora fue suspendida en su perfil de Facebook durante varios días tras haber publicado la portada del libro.

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La literatura está llena de manos húmedas. Una humedad que va más allá de lo sexual, y con la que las poetas masajean ese dolor que invade otros de sus órganos, como pueden ser el cerebro y el corazón. Dedo a dedo, imagen a imagen, metáfora a metáfora, hasta encontrar el equilibrio. La sacudida. La pequeña felicidad.

8. Apuntes sobre el suicidio de Simon Critchley (España; Alpha Decay)

Presentado a través de la forma de un ensayo filosófico, Simon Critchley explica los distintos matices del tema del suicidio e incluye posturas de diversos autores, todas ellas objeto de su propia investigación. Habla, por ejemplo, de los matices históricos sobre el tema y de cómo las notas de suicidio pueden estudiarse como un verdadero género literario. Considero que este no es otro de esos libros que intenta explicar que el tema del suicidio debe aceptarse, que es una forma de muerte tan memorable como las otras. Es, por otro lado, un libro que busca desmitificar la versión romántica que nos han querido imponer de esta forma de muerte, pero que además deja que el lector llegue a su propia conclusión.

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Aunque la sociedad o el Estado hayan ocupado el lugar de Dios, aunque el suicidio haya sido despenalizado, como viene ocurriendo en el mundo occidental durante el último medio siglo, sigue siendo visto como una especie de fracaso que provoca reacciones de azoramiento. Pensamos que el suicidio es triste o está mal, a menudo sin saber muy bien por qué. Y no sabemos qué decir, aparte de unas cuantas perogrulladas vacías (p. 15).

9. Los nombres de Fedosy Santaella (España; Pre-textos)

Sí, este es un libro sobre los nombres. Es un libro donde el autor habla de su historia familiar y cuenta historias ligadas al proceso de la lectura. Publicado en España por la editorial Pre-textos, este libro obtuvo el prestigioso Premio Internacional de Novela Corta Ciudad de Barbastro. Es una novela con destellos autobiográficos que utiliza estilos como la prosa, el testimonio y el relato. También se habla del acto de leer, de lo sagrado que es escoger una lectura y como eso también se hace parte de lo que somos, de nuestro nombre, de nuestra más preciosa identidad.

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¿Te das cuenta de lo complejos que podemos llegar a ser? La crueldad y la belleza, todo gira en nosotros, todo se mueve en nuestros nombres desde siempre. Tener un nombre es tener un acto de fe, tener un nombre es heredar oscuridades y luces. Fedosy es cosaco, escita, iranio, persa, sangriento y poético (p. 90).

(…)

Con todo, habrá quien, buscando por encima en su nombre, se descubra grande, sabio, y se crezca y se crea más de lo que realmente es. Sobra gente inútil con apellido y nombre. Gente que sólo vive del pasado de su apellido. Sigo yo por mi camino repleto de desvíos. Los nombres, si los vemos bien, son rutas torcidas (p. 91).

10. Las noches de mis años de Jesús Montoya (Venezuela; Monte Ávila Editores)

La poesía de Jesús Montoya (Mérida, 1993) es un canto visceral. En sus poemas hay vida y melodía, una voz que se asume perdida para encontrar libertad a través de las palabras. Este libro obtuvo el Premio para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores en el año 2014 y el autor es una de las voces más talentosas de la poesía joven venezolana. Hasta hace poco se conseguía para su descarga gratuita, pero la página de la editorial está en labores de mantenimiento y es posible que pueda conseguirse de nuevo más adelante. Mientras tanto, les dejo el enlace de una reseña que escribí este año sobre este libro de Jesús.

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Yo escribí para darle consuelo a este infierno, para que ustedes, como yo, también se quemaran. Escribí mi vida con los ojos cerrados. Escribí violentamente para obedecer a una vana ilusión que rescataría mi alma, trazando los gestos y la plenitud de esta historia, su imposibilidad, su moribundo color. Arden estos ojos, arden las veces que me persigné al salir de casa pensando en la sonrisa de mamá. Arden dentro de mí infinitos cuerpos, infinitos cantos patéticos que compuse sin salvarme. Escribí mi vida y encontré una fisura mucho más clara, mucho más honda. No existe el gozo, el triunfo o el sufrimiento anticipado, solo estas palabras. No existe la desgracia, ni la mirada de mi padre en la cárcel, solo estas palabras. No existen los amigos, ni el inútil sacrificio del tiempo, solo estas palabras. No existe en esta noche, les juro, algún consuelo, algún abrazo, sólo estas palabras.

11. Antología del I Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas (Venezuela; Team Poetero)

Esta antología se publicó con ocasión al I Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas convocado por Autores Venezolanos y Team Poetero, organizaciones que se encargan de difundir poesía en Venezuela. Hay dos cosas que celebro de esta publicación: que se haya organizado un premio con el nombre del poeta Rafael Cadenas y que haya reunido a tantas voces importantes, voces escogidas mediante un jurado. Ya conocía a muchos de los poetas aquí reunidos, como Willy McKey (quien ganó el Primer lugar), Diana Moncada, Yorgenis Ramírez, Néstor Mendoza, Ramón Colmenarez, entre otros. También fue una gran oportunidad para conocer poetas nuevos como Manuel Gerardi, José Soledad y Nazareth Romero. Las buenas iniciativas deben celebrarse, y esta sin duda es una de ellas. [Por cierto, la convocatoria para la segunda edición del Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas ya está abierta. Aquí se pueden consultar las bases].

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Carroña

He tratado de comprender
el vuelo del zamuro
debe haber algo más
sobre la circunferencia
que a ésta hora me corona

aquí abajo vivo su círculo
hago de cada día
el mismo día de hoy
y de cada calle
mi propia prolongación

he tratado de comprender
el aterrizaje del zamuro
viéndome caído
una y otra vez
en mí

pero él no comprende
que esa bolsa negra
desde la cual me ve
esa bolsa negra
es solo mía.

—Jorge Luis Paredes

13. Bonzo de Maximiliano Andrade (Chile; Cástor y Pólux)

Sigo la poesía de Maximiliano Andrade (Santiago de Chile, 1990) desde que publicó en 2014 su primer libro, Sangre de Pájaro I, [viaje al centro de las cosas] (89plus, Zurich). Su poesía me atrapó por completo, así que me emocionaba saber que este año se publicaría su más reciente trabajo, Bonzo, que además es el primer libro publicado por la editorial Cástor y Pólux. Este es un poemario que trata sobre el fuego, sobre lo que se quema, sobre la desintegración del cuerpo y la importancia del lenguaje. También hay ruido y música, golpes que desatan gritos en cada poema. Es, sin duda, un libro de un ritmo admirable y que continúa con el gran trabajo estético que el autor logró en su primer libro. 

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Imagen obtenida aquí

Un viaje hasta el más terrible frío que calcina los huesos subterráneos

El eco de mis gritos resuena en las llamas y cavidades de una masa derretida Mi torpe crujir rebota en las paredes de ceniza hirviendo un rojo mineral

Los huesos tienen el sonido de la luz que cae del aire por la ventana

Un viaje implica morir en cada segundo ser la luz que quema los ojos
mirar de frente al sol
y caer

Un viaje implica soledad
partir los huesos con las manos quemar todo rastro de abandono

14. Night Sky With Exit Wounds de Ocean Vuong (USA; Copper Canyon Press)

Este año no leí mucha literatura en inglés, pero de los pocos libros que leí en ese idioma, este fue el que más me gustó. Ocean Vuong (Vietnam, 1988) es quizá uno de los autores jóvenes más importantes del momento. Su poesía evoca lo familiar, la falta de la figura paterna y la historia de su familia proveniente de Vietnam. Si los libros son una forma de prestarle tributo a nuestra propia historia, este es uno de ellos. 

Dejo por aquí un artículo donde pueden leer más sobre su poesía: De cómo un poeta llamado Ocean pretende arreglar la lengua inglesa (Círculo de Poesía).

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Este libro sólo se consigue en inglés por los momentos, pero es posible que pronto se traduzca al español. Mientras tanto, aquí comparto un poema del libro traducido por Elisa Díaz Castelo:

Algún día amaré a Ocean Vuong

A partir de Frank O’Hara y Roger Reeves

Ocean, no tengas miedo.
El final del camino está tan adelante
que ya lo dejamos atrás.
No te preocupes. Tu padre sólo es tu padre
hasta que alguno de los dos lo olvide. Así como tu columna
no recordará sus alas
sin importar cuántas veces
se doblen tus rodillas. Ocean,
¿me escuchas? La parte más hermosa
de tu cuerpo es donde sea
que caiga la sombra de tu madre.
Aquí está la casa con la niñez
reducida a una cerca de alambre rojo.
No te preocupes. Sólo llámala horizonte
y nunca la alcanzarás.

Aquí está hoy. Salta. Te prometo que no es
un bote salvavidas. Aquí esta el hombre
con brazos lo suficientemente amplios para abarcar
tu partida. Y aquí el momento, justo
después de apagar las luces, en el que aún puedes ver
la antorcha débil entre sus piernas.
Cómo la usas una y otra vez
para encontrar tus propias manos.
Pediste una segunda oportunidad
y te han dado una boca donde vaciarte.
No tengas miedo, los disparos
son sólo el sonido de la gente
tratando de vivir un poco más. Ocean. Ocean,
levántate. La parte más hermosa de tu cuerpo
es a dónde se dirige. Y recuerda,
incluso la soledad es tiempo
que pasas con el mundo. Aquí está
el cuarto con todos adentro.
Tus amigos muertos atravesando
tu cuerpo como el aire
las campanas de viento. Aquí un escritorio
con una pata coja y un ladrillo
que la sostiene. Sí, aquí hay un cuarto
tan cálido y sanguíneo
que, te juro, al despertar
vas a creer que estas paredes
son de piel.

12. 26 humillados de Jacobo Villalobos (Venezuela; Monte Ávila Editores)

El título lo adelanta: se trata de 26 relatos donde la humillación es clave. Este libro obtuvo el Premio para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores en el año 2015 y una de las cosas que más me gustó es la condensación e intensidad de los textos. Todo lo que está escrito tiene un lugar, nada falta ni sobra. Jacobo Villalobos (Caracas, 1995) nos muestra personajes y situaciones que probablemente podamos identificar con nuestra propia cotidianidad. El libro está disponible para su descarga gratuita aquí.

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El ahorro (o Palabras ante la urna de un hombre que amaba el dinero)

Es una grata sorpresa ver que tantos viniesen a despedirlo, somos seis que lo recordaremos con agrado.Yo podría hablar de sus éxitos. O de su vida amorosa y contar todo sobre sus matrimonios.También sobre el legado que deja en sus hijos, ninguno aquí presente.Pero no hablaré de sus propiedades, porque eso es algo privado. Sí diré, y eso es todo, que él fue trabajador. Y que se quedó solo en el camino.Pero nomás.No diré otra cosa porque si él estuviese vivo no le gustaría que gastara palabras. Así que termino diciendo que él decidió ser enterrado, creo yo, para poder, en muchos años, convertirse en petróleo. Decisión que se atrevió a tomar después de saber que sus cenizas, sin importar qué, nunca, jamás, serían diamantes.

15. Piedra en :U: de María Auxiliadora Álvarez (España; Editorial Candaya)

Muchos saben que María Auxiliadora Álvarez (Caracas, 1956) es una de mis poetas venezolanas favoritas. Este libro fue publicado por la Editorial Candaya a principios de año y hace unas semanas volví a leerlo. Aquí estamos en presencia ante uno de esos libros que se rebela contra el silencio. La poesía de María Auxiliadora, siempre límite, siempre justa, no es una poesía fácil de pasar por alto. Con una exquisita brevedad, sus versos se clavan como agujas y suenan para recordarte que el silencio también es una forma de duelo. Piedra de :U: es de sus obras más herméticas: versos compuestos por una sala palabra, poemas de tres líneas, exquisita brevedad. Pareciera que aquí la autora también nos habla desde esos espacios que no llena, desde los versos que no coloca. En su obra, todo lo que está presente tiene sentido, todo tiene un lugar. Aquí, por el contrario, es la brevedad lo que hace que sus poemas tiemblen.

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la lengua
se multiplica
contra el peso
que la sostiene

tensando
la herida
de renacer

latigando
comisuras
resecas

y aquietándose
bajo su cielo
de paladar

como si
hubiera
hora
para
el silencio. 

*

Mis libros favoritos de 2015 ~ #Top15

Yelena Bryksenkova
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2015 fue un año de muchas lecturas y proyectos. A pesar de la crisis editorial que enfrenta Venezuela, este año se publicaron muchísimos libros, algunos de ellos de editoriales con menos de dos años de fundadas y otros como el resultado de concursos literarios nacionales e internacionales. Esta lista está basada en mi lista de lecturas y pretende recomendar algunos de mis libros favoritos publicados este año (y uno, en especial, publicado el año pasado).


1. Antiguas postales del fin del mundo de Pedro Enrique Rodríguez (Editorial Equinoccio, 2015)

Este libro obtuvo el II Premio Equinoccio de Poesía Eugenio Montejo en el año 2013. Sus páginas nos trasladan al escenario de un hipotético fin del mundo donde un hombre observa y narra la destrucción que poco a poco va experimentando. Escenas nostálgicas y melancólicas dan paso a un diálogo entre el hombre y aquello que observa. Este libro está escrito para recordarnos que nunca se está solo en ninguna destrucción, ni siquiera en aquella que escogemos.
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Manuel y yo visitábamos la marisma que se abría al fondo del hotel, más allá de la carrocería de un volkswagen escarabajo picoteado por el salitre. Se decía que allí había ocurrido una batalla en tiempos de la independencia. Nos daba igual. Un mal lugar para pelear, un mal lugar para morir, como casi cualquier sitio. Amplios lodazales en los que una fina película de agua sucia reflejaba el lento movimiento de las nubes. Los recorríamos con miedo. Buscábamos arenas movedizas. Una vez encontramos un hueso. Decidimos que era lo que quedaba de un niño muerto. En las noches, antes de dormir, nuestras madres nos contaban historias en una habitación desde donde era posible intuir la presencia fija de la ciénaga, vagamente iluminada por las luces del alumbrado público del puerto. Nos hablaban de lo que haríamos al día siguiente. Esos pequeños y modestos placeres del turismo de playa. Esas monótonas y felices formas de recorrer la vida junto al mar. Nos alegrábamos. Dormíamos con la ilusión fija en esos proyectos. Sin embargo, secretamente, apuntábamos en la memoria las nuevas cosas que descubríamos sobre el mundo. Las vacaciones no lograban hacernos olvidar que todo reposa, siempre, junto a algún ingenioso tipo de abismo.


2. Psicopompa de Cristina Gálvez Matos (Monte Ávila Editores, 2015)

Este poemario obtuvo el Premio de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores en el año 2013. La poesía de Cristina es serena y amable. En Psicopompa se aborda el tema de la muerte, el duelo y la nostalgia. Una luz que guía el tránsito entre la vida y la muerte, una mujer que cuestiona su nombre y que encuentra consuelo en el paisaje son parte de los escenarios que la autora abarca en este maravilloso libro. La poesía de Cristina me gusta porque es capaz de mostrarte la fragilidad con que están hechas las cosas y, a su vez, contiene el aliento necesario para rescatarte y mostrarte una mirada piadosa del mundo.

La vida secreta de las palabras
destejer las palabras

el sarcófago en sus bocas
abrirlo a ver qué se han tragado sus labios de caracola
bajar por la espiral
hasta el secreto 

saber por qué mi nombre siempre fue tan amarillo

rojo no, como la aurora
saber si son el nervio de las cosas
o el ropaje
aprenderlas para no flotar en la tarde oceánica
para no ahogarme en el cielo de cuervos
no entenderlas cuando más debo alcanzarlas
dejarlas tiradas como cuerpos

3. Es una buena máquina de Miyó Vestrini (Ediciones Letra Muerta, 2015)

Es extraño pensar en la posibilidad de una Miyó Vestrini inédita en el año 2015, pero este libro contiene poemas nunca antes publicados de Miyó Vestrini y es el resultado de la investigación de Faride Mereb y Deisa Tremarías, fundadoras de la editorial. Los poemas de esta selección muestran a la Miyó estridente que todos conocemos, pero las características del libro le agregan elementos interactivos que nos permiten apreciar la poesía de Miyó desde una posición mucho más visual.
Lo que escribes
no es poesía
No.
No lo es.
Claro que tú tienes ideas muy precisas sobre la poesía.
Un golpe de luz sobre el mar.
El tiempo detenido.

La curvatura de un hombro.

 

4. Ya nadie se llamará como yo + poesía reunida de Agustín Fernández Mallo (Seix Barral, 2015)

Una vez discutí con un amigo sobre un libro de Agustín Fernández Mallo llamado Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus. Le dije que ese era uno de mis poemarios favoritos. Él me dijo que esa era una de sus novelas favoritas. Ahí la discusión. Fernández Mallo escribe así: oscilando entre los géneros y bombardeándonos de imágenes. Esta publicación comienza con el libro Ya nadie se llamará como yo, su nuevo poemario. Sus versos hacen ruido y nos permiten rememorar pasajes de la historia y los efectos de la era posmoderna. El rostro de una mujer que se agranda con el tacto es una imagen que se repite en su poesía, imagen que además nos permite ahondar en la importancia que tiene en la actualidad el efecto de la nostalgia pixelada. Por otro lado, el libro Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus está aquí, como parte de su poesía reunida. Quiere decir que es poesía. Quiere decir que gané una discusión gestada años atrás y que me hizo reflexionar sobre la tendencia de escribir, cada vez más, libros de géneros híbridos.
Desde que en 2013 se confirmó la existencia del bosón de Higgs,
el vacío no es la nada, sino un lugar lleno de partículas.
Queda así la nada reservada para el lenguaje de la poesía,
las religiones, el ámbito de lo que algunos llaman lo difuso.
La realidad, por mediación del lenguaje, como un río
se ha creado a la vez que escindido.
 
Ello me plantea un problema, radical duda que se hunde
en el lodo de mi lenguaje aprendido:
buscarte en el vacío o en la nada, en cuál
estás tú ahora.
(p. 34)

5. Los estómagos de Luna Miguel (La Bella Varsovia, 2015)

En Los estómagos, la poeta española Luna Miguel trabaja el tema de la carne y lo que sucede cuando la muerte pasa para acabar con todo cuanto conocemos. La carne y su efecto en el proceso digestivo, la cadena alimenticia, la enfermedad y la tristeza como alimento corporal son parte de los temas que este libro recoge. La poesía de Luna me gusta por su visceralidad y su franqueza. Sus palabras anatómicas golpean con fuerza, pero no maltratan. Su poesía tiene búsqueda y es esa misma búsqueda la que me hace regresar a su lectura todo el tiempo.
II
 
Acuérdate entonces: ¡éramos tristes y llegó la negligencia!
No tengo nada.
Sin ti alimentándome no tengo nada.
La tristeza ya no es bonita. La vida ya no es injusta.
Quisiera parar el tiempo, acariciar las tumbas, robar sus flores, pisar el musgo.
La tristeza ya no es bonita, es solo tristeza y por eso hablamos con frases breves y oraciones tiernas.
¿Salvará la ternura a los enfermos?


6. El sueño de Visnu de David Meza (El Gaviero Ediciones, 2014)

Este poemario tiene 528 páginas y no sólo es maravilloso por su volumen, sino por la forma que tiene David Meza de contarnos una historia a través de cantos, gritos y constelaciones. Es, sin duda alguna, uno de los libros de poesía más importantes de los últimos quince años. En El sueño de Visnu, David transforma imágenes poéticas en estruendo y llama nuestra atención con cada uno de sus versos.

Mi vida. Mi vida no. Mi vida nunca. Mi vida nunca fue un pájaro sangrando estambre por las alas. Mi vida nunca llevó en el cráneo una corona de astillas. Mi vida nunca fue. Mi vida no fue ni será mañana una mariposa apresada en las trenzas de una chica. Mi vida no fue ni tampoco es hoy un viejo corazón de madera. Nací el 24 de junio de un año que se rehusó a ser éste. Mi padre estaba borracho de níquel y envuelto en aluminio. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Tengo miedo. El miedo usa una corona de estrellas. Hace 3 días soñé que mi padre me golpeaba. Hace 2 días soñé que mi madre me cosía la boca. No me reconozco. Miro el espejo y encuentro a un ángel deshojando el mundo. Tengo el terrible deseo de gritar mi nombre. Tengo el abecedario tatuado en los tobillos. Nací el 24 de junio de mil novecientos violeta. Nací en una pradera de tuercas y filósofos llorando rocas y esquirlas y teorías astrogramáticales encima de una rosa. Mi vida nunca fue un pájaro con las entrañas llenas de estambre parado en la estructura ósea de una estrella. No tengo recuerdos de mi casa. Pienso que soy un caballo con la mandíbula rota. Pienso que soy una niña que lleva por grillete las estrellas del mundo.
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7. Santiago se va de José Urriola (Libros del Fuego, 2015)

Esta novela de José Urriola aborda el tema de la construcción de la memoria a partir de la ausencia. Testimonios, recuerdos y la desaparición de un Santiago cuyo pasado poco a poco se desdibuja son los elementos que trabajan este concepto y nos presenta a uno de los personajes literarios más perturbadores y cautivadores de la literatura actual venezolana.
 
El soundtrack de la vida, el amor y la muerte

Suele asociarse el oficio del traductor con la traición. Traduttore, traditore como dice el adagio italiano. Me pregunto cómo es que no encaja lo mismo para los músicos contemporáneos, especialmente en la era de la cacareada –y siempre tan tristemente punta roma– tecnología de punta.
¿No debería ser la honestidad la esencia de la obra de todo artista? Honestidad no sólo consigo mismo, sino con la vida que sirve de inspiración para su arte. Un compromiso que los músicos de nuestros tiempos no han sabido –no han querido– asumir con la responsabilidad que el reto impone.
 

Bajo esta luz propongo un álbum musical, desde la humildad pero también desde la sinceridad más íntima, para intentar paliar la deuda monumental que la música contemporánea tiene con la verdadera banda sonora de la vida, el amor y la muerte.(Continuar leyendo aquí…)

8. Salvoconducto de Adalber Salas Hernández (Editorial Pre-textos, 2015)

Este poemario obtuvo el Premio de Poesía «Arcipreste de Hita» en España. En él, Adalber Salas Hernández aborda el tema de la violencia y la agresividad de una ciudad que nos sigue en cada paso que damos estemos donde estemos. La muerte, la música y el caos son parte de los elementos que el autor venezolano trabaja en este libro capaz de hacernos reflexionar desde el primer poema.

Mientras escribo el poema, me digo que en él

la palabra muerte no dice nada, no tiene densidad,

no hace más honda la boca. El poema no sabe

de la muerte, como tampoco sabe de la música
que llenará mi cráneo cuando quede vacío.
Ese mismo cráneo que nadie tomará entre sus manos
para anunciar que data del siglo XXI, qué período
remoto, qué tiempo bárbaro, qué época de luto. Ese
mismo al que nadie hablará, llamándolo Yorick, ser
o no ser, pudiera estar atascado en una cáscara
de nuez y tenerme por rey de espacios infinitos,
y creer que la palabra muerte sirve de algo. Ese mismo
que nadie hallará por azar en una fosa común en
Sudán o en Serbia, en Vietnam o en Catia. Ese cráneo,

digo,

ese cráneo mío, que sabrá que el poema es sólo un relato

que se hace la muerte, que se vale de nuestras manos

para decirse, para verse. Esto lo sabrá mi cráneo,

será lo único que sepa, cuando permanezca quieto,
sonriéndole al barro desde su vientre.
Gusanos breves colgarán de sus cuencas,
velarán sus sueños sin palabras.

9. Cuerpo crepuscular de Diana Moncada (Monte Ávila Editores, 2015)

Este libro de Diana Moncada obtuvo el Premio de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores en el año 2013. Este poemario explora el poder del cuerpo, la sexualidad, el caos y la liberación de lo femenino. En esta exploración, la autora se desdobla, recorre el camino de su identidad y nos la presenta a través de un lenguaje poético con maravillosas implicaciones estéticas.

 

Aquí todo arde

las paredes humean

la vida

huye por la ventana para respirar el techo todo lo condensa
risas

cantos letras
luz. Menos la angustia

la angustia lloverá más tarde y entonces

será todo

peces y dolor.

10. Cien mujeres contra la violencia de género (FUNDAVAG, 2015)

Las antologías me gustan porque ofrecen un catálogo de voces frescas y arriesgadas. Esta selección de Kira Kariakin, Violeta Rojo y Virginia Riquelme contiene textos de distintos géneros capaces de defenderse a sí mismos a través de un grito común. En este libro, cien mujeres se reúnen para rebelarse contra la violencia y logran enfrentar la crueldad de sus experiencias, las asumen y las trabajan para lanzar al universo la idea del testimonio y la verdad.
Caracol
Keila Vall De La Ville
 
En ese viaje amenazaste con ahorcarme
según dijiste por mi culpa
por mentir.
De aquel bosque nació
roca caracol
laberinto subterráneo
 
Dedos pulgares en mi cuello
manos multifacéticas, siempre
fuertes, siempre hábiles, hunden
mi garganta. La manzana desaparece.
 
Será el inicio del final, supongo
mientras miro tu figura deforme
proyectada en la pared
(teatro para el horror).
Final inesperado, me digo.
Túnel de sombra
pecho vacío
 
De ese viaje una tráquea mellada
el peso antiguo de un cuerpo
que no pedí
(que no mentí, dije).
El regalo de orfandad
el telón oscuro
que me faltaba por morir.
 
Al día siguiente el desayuno estragado
la resaca
callar como única lengua.
En ciertos lugares
gritar es adorno inútil
un búho perdido en lo oscuro.


11. Dibujo con niña de María Negroni (Barco de Piedra, 2015)

Este libro destaca no sólo por su contenido, sino también por el maravilloso trabajo editorial que el equipo de Barco de Piedra le dedicó. Los primeros pasos de una niña, su interacción con el mundo, la protección de la inocencia y la mirada de un espectador atento a cada una de sus etapas son parte de la historia que traza verso a verso.


ninguno de los nombres del mundo

te es familiar todavía
 
por ahora sos el mundo
sin nombres
 
sos esa novia que pasa
sin que nadie la vea
 
¿en qué momento del día o de la noche
te irás acercando a la tristeza
despacito
como una amante presa
de lo que no tiene?


12. La edad de merecer de Berta García Faet (La Bella Varsovia, 2015)

Berta García Faet es una de las mejores poetas jóvenes de España y este poemario lo reafirma. Este es un libro sobre el recuerdo y sobre todo aquello que merece ser recordado. A través de su voz emergen episodios personales traducidos en hilos poéticos que nos cuentan historias de sexo, amor y literatura. Su agresividad se fragmenta en cuantiosas imágenes y logra uno de los cometidos que más disfruto de la literatura: recordar episodios personales propios a través de versos ajenos.
poema sobre mirar el cielo de noche y pensar muchas cosas

yo que opino que la hipermetropía es una manera legítima de existir y que intento ser una buena persona y que estudio mucho ética y metaética y yo que lloro mucho con david hume y con los galgos maltratados y con los viejos maltratados y con la contaminación de las heces de las gallinas y sus obscenas celdas del tamaño de un folio A-4 y sus viscosas fiebres del tamaño de un subcontinente y yo que creo en los tirabuzones de los páramos y yo que ignoro todo y me pregunto qué hacer sin lenin y con cielo qué hacer con el mundo y su cabello cardado y reseco y cómo tocar sus huesos arcaicos y su praxis y el humo de su belleza impenetrable y yo que siempre siento la presencia de un humo fratricida del sabor umami de la leche cuando quiero verter una palabra amable y desaliñada en la gorra entreabierta del mendigo o del músico y yo que sé bastante del amor y que lucho activamente aunque con sueño o con sueños excesivos a favor de la pandemia global del perdón y de esperanza que arrase el planeta tierra tal y como lo desconocemos de una vez por todas (…)
[Fragmento]

13. Humans of New York de Brandon Stanton (St. Martin’s Press, 2015)

Este es el único libro escrito en inglés que quise colocar en esta lista. Esto se debe a la capacidad que tuvo de hacerme llorar, reír y molestarme al mismo tiempo. Brandon Stanton reúne parte del trabajo que ha estado llevando en su blog y nos cuenta en pequeños trozos aquello que se esconde detrás de cada fotografía. Siempre me ha gustado el testimonio en la literatura y este libro, además de mostrar un trabajo visual impecable, es capaz de maravillarnos con cada una de las piezas personales que aparecen en él.

14. Ogros ejemplares de Daniel Centeno (Editorial Lugar Común, 2015)

Siempre me ha gustado la gente rara y fuera de lo común, y eso es precisamente de lo que trata este libro: historias excepcionales sobre personas que pasaron a la historia por sus rarezas. Mis favoritas: la historia de la desaparición de Richey James Edwards y la historia de cómo La conjura de los necios de J.K. Toole fue, finalmente, publicada. Estos ‘ogros’ existen a través de todos los que voltean a mirarlos y agradezco que Daniel Centeno haya construido perfiles tan cuidadosos sobre cada uno de ellos.

Nick Drake: El señor de las hojas

La melancolía no hace ningún juego con la búsqueda de la fama. Los aplausos y el reconocimiento del público son sólo débiles resonancias en almas lánguidas. Eso lo sabe cualquiera, hasta los perros, menos un depresivo con ganas de despojarse de todo lo que tiene por dentro.
Nick Drake pasará a la historia como un músico que apenas vendió discos en vida. Un hombre que desangró su corazón para que nadie se fijara en su sacrificio. Saber todo esto en tiempo real no debió ser algo de fácil digestión, menos cuando se roza la genialidad y se tiene plena conciencia de eso. (Continuar leyendo aquí…)


15. A la brevedad posible de Luis Yslas (Libros del Fuego, 2015)

Sigo al escritor Luis Yslas en Twitter desde el año 2011. Siempre me han gustado sus tweets y reconozco el ingenio que hay detrás de una plataforma que nos exige, de alguna forma, ser inmediatos. Me alegré al enterarme que se editaría un libro con algunas de sus frases porque estábamos ante el primer caso conocido de un libro nacional que había comenzado a gestarse en una red social. Este es un libro breve, sí, pero está lleno de exactitudes de lectura necesaria.


Menciones (+3)

Libros que leí este año pero que fueron publicados en años anteriores
1. La O Azul de Jairo Rojas Rojas (Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2013)
2. Cosas que los nietos deberían saber de Mark Oliver Everett (Ediciones Puntocero, 2008)
3. Chatteron de Elena Medel (Visor, 2014)