Alejandra tenía 18 años y quería tener sexo. Tenía 23 (o 24) y ya pensaba en las mujeres. Alejandra quería estudiar ‘porque así decía que estudiaba’, se mareaba porque quería escribir una novela. Alejandra no se creía poeta. Se existía poeta. Escribía diarios repetitivos. Quería acostarse con todos los escritores que leía. Alejandra sobrepasó a la gente de su época. Alejandra se suicidó doce años después de estar decidida a hacerlo. Alejandra se quiso morir desde que nació. Alejandra está enterrada en un cementerio judío de Argentina y es un sitio peligroso.
Nadie visita a Alejandra en el cementerio, pero todo el mundo la conoce. [así, como ella quería]