Alejandra, Alejandra ~

Alejandra-Pizarnik

Alejandra tenía 18 años y quería tener sexo. Tenía 23 (o 24) y ya pensaba en las mujeres. Alejandra quería estudiar ‘porque así decía que estudiaba’, se mareaba porque quería escribir una novela. Alejandra no se creía poeta. Se existía poeta. Escribía diarios repetitivos. Quería acostarse con todos los escritores que leía. Alejandra sobrepasó a la gente de su época. Alejandra se suicidó doce años después de estar decidida a hacerlo. Alejandra se quiso morir desde que nació. Alejandra está enterrada en un cementerio judío de Argentina y es un sitio peligroso.

Nadie visita a Alejandra en el cementerio, pero todo el mundo la conoce. [así, como ella quería]

Posdata ~ Alejandra Pizarnik

Heredé de mis antepasados las ansias de huir. Dicen que mi sangre es europea. 
Yo siento que cada glóbulo procede de un punto distinto. De cada nación, de cada provincia, de cada isla, golfo, accidente, archipiélago, oasis. De cada trozo de tierra o de mar han usurpado algo y así me formaron, condenándome a la eterna búsqueda de un lugar de origen.

5 de julio de 1955
 
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Alejandra murió un día como hoy pero de 1972. Sin embargo, quiso morir toda su vida. Dudó de su escritura, de la familia, de su padre, de tener hijos y esposo, dudó siempre y escribió mucho. Nunca dudó de la muerte, sabía que su obra podría perdurar aunque estuviera muerta y no le importaba desaparecer. Decía y recomendaba leer toda la obra de un poeta el día de su muerte ya que no había mejor homenaje que ese. Está enterrada en el cementerio judío de Buenos Aires. Zona peligrosa. »Valle», como le dicen allá y que es el equivalente a nuestro »barrio». No pude acercarme a su tumba, no me lo recomendaron. Compré sus libros (de poemas, diarios y su prosa). La leo hoy, en su aniversario de muerte. La homenajeo. La entiendo.