
- Pienso en ese dolor de estómago —presentimiento— que no se me quita.
- Pienso en esas aves carroñeras que acechan y acechan y acechan.
- Pienso en que esas aves siempre serán traicioneras.
- No, no se puede confiar en esas aves.
- Nunca.
- Pienso en que esta no es una nota agradable.
- No es una nota agradable porque siento una puntada en el estómago.
- Pienso: si desconfío de alguien es porque algo no está bien.
- A veces mi estómago dice cosas que mi mente no puede procesar.
- Pienso: no confiar en las aves que van sustituyendo presas.
- Van guardando a las que ya conquistan y las buscan de nuevo después.
- Hablo de aves, pero también podría hablar de gusanos o hienas.
- Pienso entonces en una frase de Mary MacLane: «Los gusanos siempre disfrutan cuando les ponen un cuerpo en el plato.»
- La gota que derramó el vaso fue verme desde afuera.
- Ver los mismos pasos desde otros ojos.
- Ver mi torpeza desde otro cuerpo.
- Un cuerpo lejano, distinto.
- No era yo, pero casi.
- Observé al ave de rapiña mirarme con desprecio.
- Observé el asco y la indiferencia.
- Mejor sentir dolor ahora.
- Mejor salir corriendo.
- Pienso: este dolor de estómago es también una forma de salvarse.