
1. Cosas de las que preocuparse:
Preocúpate del coraje.
Preocúpate de la higiene.
Preocúpate de la eficiencia.
Preocúpate de la equitación. (p.24)
2. Muñeca, te mueves con una fe ciega tan banal como las creencias de Kitsy de que no crecería ni un pelo, cuando das por sentado que te bastará tu pequeño don de gentes para que el mundo entero te abra tus puertas. Todo pasa por ser fiel a algo que crece y cambia a medida que avanzas. Tienes que tomar el camino correcto en los cruces principales; el precio de extraviarte una sola vez son años de desdicha. (p. 60)
3. El talento más buscado por aquí es aquel que no abandona el barco a las primeras de cambio. (p. 66)
4. No pretendas ser ingeniosa en tus textos, a menos que te salgan naturalmente; que todo sea cierto y real. (p. 83)
5. No seas tan derrochadora como para permitirte el lujo de arruinar obras maestras. ¡Nunca habrá bastantes! (p. 120)
6. O la poesía arde como un fuego dentro de ti —como la música para el músico o el marxismo para el comunista—, o no es nada, un tedio vacío, formalista, alrededor del cual los pedantes sueltan sus interminables peroratas y explicaciones. (p. 184)
7. No es necesario que aciertes con tus metas ahora mismo, sino sólo con los medios, aprender español, por ejemplo, o familiarizarte con la poesía. Francamente, los fines caerán por sí solos. (p. 194)
8. Tienes dos hermosos malos ejemplos por padres. Limítate a hacer todo lo que no hicimos y estarás perfectamente a salvo. (p. 205)
9. Escribir bien es como nadar bajo el agua y aguantar la respiración. (p. 207)