
Ayer tuve un encuentro en la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. El recital se llevó a cabo con los ganadores del Premio para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores (2014). En la mesa no sólo nos encontrábamos los ganadores del premio, sino también dos de los jurados: Andrés Mejía (quién se desempeña como editor en dicha casa editorial) y William Osuna, presidente de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello y quien ha sido conocido, también, por ser una de las figuras que más defiende las políticas de la era chavista.
Los que me conocen, me han leído y me han escuchado, saben que soy opositora al régimen chavista. Fui criada teniendo que «oponerme a algo» porque el chavismo llegó al poder cuando yo tenía 9 años. También me opongo a algunas políticas opositoras que, aunque estén en desventaja al poder, han sido fatales para el país. Lo que no comparto lo digo, sin miedos.
El Festival Mundial de Poesía ha sido criticado por muchas personas por ser un evento organizado por el Estado. Lo que me llama la atención es que muchas de esas personas asistieron y defendieron la más reciente edición de FILVEN, que también fue organizada por el Estado. ¿Incoherencia? ¿Qué es lo que diferencia a FILVEN del Festival Mundial de Poesía? Participé en ambos eventos y pude leer mis poemas, poemas como Rodilla en tierra, por ejemplo. Mi libro fue escogido con cada uno de sus poemas, así que no había nada de malo en leer algo tan controversial en un evento organizado por el Estado. Así fue y yo era la que estaba asustada. El poema fue bien recibido y nadie me insultó, de hecho ocurrió todo lo contrario: varias personas se acercaron a mí para preguntarme cuándo saldría el libro y para decirme que les había gustado ese poema, específicamente.
Ayer, en el Festival Mundial de Poesía, se sentó a mi lado William Osuna, quien habló de nuestros libros y rescató el universo poético que cada uno de los ganadores expone en sus obras. Fue bastante amable y pude hablar un rato con él. Me cayó bien. Hablamos de literatura y de los libros ganadores y, algo que también me tenía asustada: no se emitió en ningún momento ningún comentario político que incomodara a los participantes. José estaba entre el público y tomó varias fotos del evento. El salón donde recitamos era hermoso, encima de nosotros había un cuadro enorme con el rostro de Andrés Bello y las sillas eran tan elegantes que alguien las relacionó con las de la Asamblea Nacional. Nunca había leído en un lugar tan formal y con esas características.
El asunto es que no quise subir en redes sociales ninguna de las fotos donde aparecieramos todos en la mesa porque sabía que, de hacerlo, varias personas iban a hacer comentarios mal intencionados. Lo sé porque veo los comentarios que hacen de mis amigos, porque sé que tildan a ciertos poetas de ‘chavistas’ sólo por ganar premios otorgados por el Estado, porque sé todo lo que las personas son capaces de decir a espaldas de los demás. Incluso, una amiga que hasta hace poco era cercana, llegó a subestimar el premio (y por lo tanto, mi libro y mi poesía), sólo porque uno de los jurados era chavista. ¿Hasta dónde va a llegar todo esto? El evento que nos reunió no fue político, fue literario, a pesar del trasfondo institucional. Participé porque gané un premio y no estuve allí defendiendo ningún tipo de política. ¿Admite la poesía tanta polarización?
Sé que algunos van a decir que el chavismo hace lo mismo con los opositores y no estaré muy de acuerdo. Somos más los escritores opositores los que vamos a eventos del gobierno que los escritores chavistas que son invitados a eventos organizados por la oposición. También sé que se ha intentado y escritores de ambos lados han rechazado las invitaciones. Hasta ese punto llega la polarización y el que piense que sólo el gobierno es radical con sus ideas está equivocado. Ambas partes tienen grupos radicales y esa pasión en defender ideologías nos está llevando a perder el foco y el compromiso con la literatura. ¿Qué los autores deben ser entes políticos? Sí, es posible. Todos escogemos qué defender, todos debemos estar en contra y a favor de algo, el asunto es cuando caemos en el insulto y el desprestigio sólo por nuestras diferencias ideológicas con el otro. O cuando ni siquiera tenemos diferentes ideologías pero nuestra participación en algún evento hace que los demás piensen que somos de esa tendencia. ¿Es necesario saberlo? ¿Un poema pierde o incrementa su calidad sólo por estar escrito por alguien que esté en determinado partido? La poesía debería defenderse sola y no debería admitir mezquindades de este tipo. Me imagino que así como yo me privé de subir una foto a mis redes sociales sólo porque salgo con un escritor y político chavista, algún escritor chavista se ha privado de subir alguna foto en un evento sólo por salir con algún escritor y político opositor. Es un círculo mutuo que puede que nunca nos deje en paz. Ahí nuestra condena.
O quizá, lo que algunos van a ver es que tengo 25 años y soy muy inocente para ver las cosas como son. Ese ya será mi problema y seguiré haciendo lo que me gusta hacer: defendiendo y difundiendo la calidad de las cosas sin insultar ni desprestigiar a nadie por cómo piense políticamente. Gracias a esto tengo amigos, y eso también lo defenderé.
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English version by Guillermo Parra
29/06/15